En el último medio siglo los ciervos volantes, y otros grandes coleópteros, han sufrido una progresiva merma de su distribución en gran parte de Europa. Esta disminución del número de poblaciones está ligada la desaparición de masas de árboles caducifolios naturales de donde son propios. La estrecha relación entre bosques y estos coleópteros se debe a que las larvas se desarrollan obligatoriamente sobre madera muerta de robles.
La situación de disminución del número de individuos y extinciones locales hizo que estos coleópteros fueran considerados como de interés comunitario y que algunos de los espacios naturales donde subsisten entrasen a formar parte de la Red Natura 2000. En los espacios gallegos existen al menos tres especies de escarabajos que es necesario proteger: el ciervo volante (Lucanus cervus), el capricornio (Ergates faber) y el longicornio (Criboleptura stragulata).
Para garantizar la disponibilidad de madera idónea para el desarrollo de las larvas se instalaron los “Microhábitats de Xilófagos Amenazados” en distintos puntos de la Red Natura 2000 en Galicia. Las microrreservas consistieron en la introducción en los espacios naturales seleccionados de troncos de roble y castaño en pequeños espacios acotados mediante un cierre perimetral. La mayor parte del volumen de madera fue situado bajo el nivel del suelo ya que las larvas de los grandes escarabajos se alimentan principalmente de la madera en descomposición en contacto con la tierra. Estos pequeños espacios acotados cuentan también con paneles interpretativos donde se explica la necesidad de estas pirámides de madera muerta y la importancia y necesidad de conservación que tienen los lucánidos y otros grandes escarabajos forestales en Europa.
Otras especies que se benefician de la presencia de estas microrreservas son Prionus coriarius, Arhopalus ferus, Arhopalus rusticus, Tomicus piniperda, Dorcus parallelipipedus, Spondylis buprestoides, Buprestis octoguttata y Buprestis novemmaculata.